Todas las imágenes son copyright de DC comics, sus respectivos autores y licenciatarios. Se incluyen a modo de ilustración del cuerpo teórico.

miércoles, 13 de abril de 2016

CRONICA MAN OF STEEL

MAN OF STEEL, el Superretorno a la pantalla grande. Superman ha tenido una larga trayectoria en la pantalla. Desde 1941 con los cartoons de los Fleisher, pasando por la ya clásica Superman the movie, llegando al suceso televisivo de Smallville. En cada una de las encarnaduras, los guionistas, directores y productores; abrevaron, homenajearon, obviaron, y ampliaron la mitología de Superman. Para muchos, Superman the movie, es la versión definitiva, la más fiel. En lo personal creo que lo único fiel era Christopher Reeve como Superman (la imagen perfecta del héroe), pero el resto (por ejemplo, Lex Luthor, Krypton, los Kents, algunas tramas) son una visión personal de Mario Puzo y Richard Donner muy disímil a los comics de esa época. Pero eso no es un pecado. Todo lo contrario. Y ahí lo digo como dramaturgo y director teatral. Las versiones de pantalla son eso, versiones. Una adaptación personal sobre un texto (aquí comic) preestablecido. No un calco idéntico. Por eso es arte. Sino solo sería una burda copia. El tema de las “fidelidades” en las adaptaciones es objeto de múltiples discusiones, enojos, apoyos; depende de quien lo mire o lo evalúe. Hoy el tema es Man of Steel, película escrita por David S. Goyer y dirigida por Zac Snyder en 2013. El film de Zack Snyder, a mi juicio personal (cómo todo lo que fluirá en esta crónica, una subjetiva mirada personal; atravesada por 39 años de leer y coleccionar todo sobre el Supes); decía, a mi juicio personal, es una de las grandes y mejores películas sobre Superman. La fallida Superman Returns (de la cuál igualmente rescato muchísimas cosas buenas) me había dejado un sabor amargo que sólo Smallville podía endulzar (creo firmemente que Smallville es una de las grandes series heroicas de toda la historia, y la que abrió la puerta para la nueva generación de superhéroes televisivos). Superman requería un regreso triunfal a la pantalla. No entraré en detalles históricos sobre cómo se llegó a Zack Snyder y a la filmación (datos que son fácilmente ubicables en la web), sino que ahondaré en lo que la película produjo en mí. Desde la primera toma, subrayada magistralmente por la partitura de Hans Zimmer, Snyder nos ubica en un Krypton nunca antes mostrado. Hecho mano a todas las variaciones que hubo del planeta verde en los comics y las remixó. En la majestuosidad de escenarios y vestuario, Snyder buceó en elementos claves de la mitología de Superman: Jor El luchando contra la deshumanización de la cultura kryptoniana, la reproducción controlada por un códice (elemento central de la renovación de John Byrne), la aparición de Keelex (que ya volvió en Supergirl), el consejo “mixto” (en los comics originales el consejo kryptoniano era sólo de hombres, Richard Donner aporta el consejo de hombres y mujeres). La escena del nacimiento de Kal El, con un Jor El peleando por conservar una humanidad que la sociedad kriptoniana perdió, me pareció un hallazgo, y de alguna forma marca el tono de todo lo que va a venir: un camino incansable a la búsqueda de la humanidad. Snyder toma allí una decisión casi filosófica, y se juega a pleno con lo que cree. Abre polémica. Jor El muere peleando por su familia, Lara toma el mando de la familia, Jonathan Kent muere por proteger la identidad de su hijo, Martha Kent no dudaría en dar su vida por Clark. Muchos se espantaron con eso, yo lo celebro como una interesante mirada de un autor que está recreando un mito. Porque, a riesgo de ser repetitivo, hay que entender que este film no es un documental sobre el Superman clásico, sino una reinvención personal circunscripta al mundo cinematográfico. Así es como Snyder retoma un tema que alguna vez sobrevoló los comics respecto a la simetría religiosa. Y se la juega nuevamente. Clark acepta su destino heroico en una iglesia, alentado por un sacerdote, con una toma que lo contrapone y asemeja con Jesucristo (hallazgo estético de la dirección), y llegando a Superman esposado y escoltado por los militares recreando una de las secuencias del Via Crucis. Respecto al elenco, celebro las elecciones de los actores, y mucho más como fueron dirigidos. Reconozco que tuve un poco de prejuicio respecto a una Lois casi rubia (bueno, ya tuvimos a Noel Neill rubia en la quinta temporada de AOS), un Perry afroamericano. Pero me sorprendí gratamente con sus actuaciones, con sus improntas. Allí uno entiende que la esencia de un personaje va más allá del color del pelo o de piel, es algo profundo, que tiene que ver con el alma y la interpretación. Henry Cavill sale más que airoso en el inmenso desafío de ser Superman. Le da humanidad, inocencia en momentos, potencia en otros. Man of Steel es una gran película heroica. No es una copia fiel, ni un documental de lo clásico. Es una visión muy personal de un director. Pero en esa visión homenajea en cada minuto, con cada secuencia, a 77 años de mitología. Se nota que leyó mucho, que investigó. Luego decidió. De eso se trata dirigir, tomar decisiones. Esto no es la verdad revelada, ni una sentencia, es mi opinión, personal, humilde, de alguien que disfrutó y disfruta de Man of Steel, y que espera con alegría y expectación Dawn of Justice. (Patricio López Tobares)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

MI SUPERMAN

Crónicas Superheroicas (y anecdóticas): SUPERMAN EN MI VIDA (Y COMO LLEGO A ELLA) Primera Parte: por Patricio López Tobares. En mi primera i...